A Google no le gustan las webs con imágenes de gran tamaño. Y tú quieres que Google muestre tu página a mucha gente, ¿verdad?
La optimización de imágenes de tu web pasa por disminuir el tamaño de los archivos para que tu página sea más rápida y eficiente, haciendo así que la experiencia de navegación para el cliente sea óptima. Por ello, la clave está en conseguir el equilibrio perfecto entre el formato y el tipo de comprensión:
- PNG: imágenes con más calidad, y por tanto un tamaño de archivo mayor.
- JPEG: utiliza optimización con pérdida y sin pérdida. Te permite ajustar el equilibrio entre calidad y tamaño de archivo.
- GIF: utiliza únicamente 256 colores y es tu formato si quieres imágenes animadas. Sólo se utiliza compresión sin pérdidas.
El siguiente paso es conocer los tipos de compresión que existe: con pérdida y sin pérdida.
- Con pérdida: es un filtro que elimina algunos de los datos. Quitará calidad a la imagen así que debes tener cuidado con quitarle demasiada. El tamaño del archivo se puede reducir enormemente a cambio de perder calidad.
- Sin pérdida: este es un filtro que comprime los datos. No perderás calidad, pero deberás descomprimir las imágenes antes de renderizarlas.
Te animamos a experimentar con estas dos técnicas de compresión y ver cuál es la que mejor se ajusta a cada imagen y formato. Como consejo, si la herramienta que empleas para hacerlo te da la opción de guardar la imagen como “imagen para web” hazlo siempre